Una situación triste y preocupante es la de preguntarle a un joven de trece o catorce años si sabe lo que quiere ser de mayor, y te diga que ni siquiera lo ha pensado...
Yo no estoy totalmente de acuerdo con esta sociedad que te impone una marcha frenética en el cumplimiento de objetivos, pero tampoco es normal que no se tenga ninguna meta. Tampoco estoy de acuerdo con metas a largo plazo, ya que no suelen ser realistas, es difícil cumplirlas y por lo tanto pueden traer alto grado de frustración en quien las persigue y no las alcanza.
Decía Aristóteles que la virtud está en el punto medio. Y así debe ser con las metas, deben existir, pero siendo realistas.
No sé donde está el error: ¿en los padres, el sistema educativo o la sociedad? Creo que todos tienen un poco de culpa.
Pienso que la sociedad influye en los otros dos culpables, condicionando la educación en valores que dan los padres a los hijos y la forma de enseñar del profesorado.
Situándonos en el plano familiar, una situación muy común últimamente es la siguiente: el niño va mal en sus estudios y en el primer trimestre trae malas notas, pasa sus vacaciones de navidades igual que si hubiera aprobado todo, sin tocar sus libros, y se le hace un buen regalo igual que si hubiera traído buenas notas. Consecuencia: el niño no se esfuerza porque sabe que tendrá la misma recompensa dedicando el tiempo necesario a sus estudios que si no dedica nada.
Ya sé que los tiempos han cambiado, pero no es una buena excusa para justificar esta situación si las cosas van a peor. Si está situación se da en mi casa cuando yo estudiaba en EGB me paso las navidades y el verano con el "Vacaciones Santillana" de turno y el regalo de Reyes no hubiera sido lo que yo deseaba.
Por otro lado, al profesorado lo veo más bien como víctimas del sistema educativo, que a su vez es víctima de una sociedad que ha pasado por una etapa de "vacas gordas" que ha permitido darle a los niños todo y más de lo que han deseado. Pero como no hay período de "vacas gordas" sin período de "vacas flacas", ahora han cambiado las tornas, y hemos pasado de una "cultura de sofá y tener lo que quiero sin mucho esfuerzo", a una "cultura de o te mueves y te esfuerzas o te pisotean".
Siempre digo que no me gusta meterme con la educación de los padres a sus hijos, porque yo no soy madre , y siempre suele saltar algún experimentado padre o madre que te suelte aquello de: "cuando seas madre no lo verás tan fácil" o algo así. Esta opinión es desde la humilde observación objetiva de alguien que no tiene hijos... pero que se niega a creer que si tengo descendencia algún día, sea un niño o niña "pasota", sin objetivos en la vida y acomodado a que sus padres le saquen las castañas del fuego.
Pienso que es necesario ponerles metas y objetivos cortos desde pequeñitos, del tipo: "si haces esto, te doy esto o hacemos aquello", que no todo tiene que ser material, y debemos enseñarles que las recompensas más bonitas están en cualquier cosa que no sea material.
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